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caleidoscopio

¿MÍMESIS = IMITACIÓN?

Leonardo Azparren Giménez

    Al comienzo de Poética, Aristóteles dice que la epopeya, la poesía trágica, la comedia y la ditirámbica son mímesis, y hacen la mímesis con el ritmo, el lenguaje o la armonía. Añade que la mímesis “es connatural al hombre desde su niñez”, razón por la que “todos disfrutan con las obras de mímesis”. Después de consideraciones históricas generales, dedica su obra al estudio de la tragedia y hace su famosísima definición como mímesis de “una acción [práxeos] esforzada y completa, de cierta magnitud, en lenguaje sazonado, separada cada una de las especies [de aderezos] en las distintas partes, actuando los personajes y no mediante relato” (traducción de Valentín García Yebra).

    De esta manera, Aristóteles parece establecer las bases del más sólido realismo teatral, porque parece establecer relaciones inmediatas e interdependientes entre la realidad (la causa) y su mimetización (la consecuencia). El disfrute de una tragedia sería porque el espectador se identifica con la mímesis y verifica en ella a la realidad. Por eso mímesis es traducida como imitación, dado que esta última palabra implica una relación inmediata de causa y efecto entre un objeto y su imitación. Sin embargo, es bueno acotar que el diccionario también traduce mímesis por figura, representación e imagen, términos no tan inmediatos como imitación, puesto que el imitador “necesita un modelo o arquetipo, previamente creado” (Ángel Cappelletti en La estética griega, ULA 1991). Por eso, por ahora prefiero emplear mímesis y no imitación.

    La Poética es el punto de partida universal de cualquier teoría teatral porque establece principios filosóficos, podríamos decir ontológicos, sobre la naturaleza de la tragedia y, en consecuencia, de la obra dramática. Pero Aristóteles no se dedica solo a desarrollar el concepto de mímesis; también formula otros para completar su teoría teatral. Algunos de esos conceptos pasan algunas veces desapercibidos por lo que no se les relaciona con mímesis. Veamos:

“La tragedia es imitación [mímesís], no de personas [ánthropos], sino de una acción [prágma] y de una vida” – “La tragedia es, en efecto, imitación [mímesis] de una acción [práxeos] y, a causa de ésta sobre todo, de los que actúan” – “La imitación [mímesís] de la acción es la fábula [mýthos], pues llamo aquí fábula la composición de los hechos” – “No corresponde al poeta decir lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder, esto es, lo posible según la verosimilitud o la necesidad” – “La imitación [mímesis] tiene por objeto no sólo una acción completa, sino también situaciones que inspiran temor y compasión”.(traducción de VGY)

    Me detengo en la ecuación mímesis=imitación, traducción adoptada comúnmente, aunque el diccionario nos ofrece las otras las opciones. Si es inequívocamente correcta, debemos preguntar por qué no imita a ánthropos y cómo es posible imitar lo que podría suceder según la verosimilitud o la necesidad. ¿Dónde ubicar lo que podría suceder? ¿Qué es eso de no imitar ánthropos y sí prágmas y práxeos? En otra parte de Poética afirma el Estagirita que “se debe preferir lo imposible verosímil a lo posible increíble”. Entonces, el poeta imita lo que podría suceder (una acción posible), verosímil (¿creíble?) y debe preferir lo imposible verosímil a lo posible increíble.

    Entonces, ¿qué es más importante en la obra Edipo tirano, la composición de los hechos o el personaje Edipo? Lo que lleva a preguntar cuál es la acción de esa obra, o de cualquier otra. Otra pregunta derivada de la anterior: ¿Cuál es el significado de la obra para el espectador, si la composición de los hechos de la fábula son imposible verosímil? Sófocles construyó una fábula (mýthos) que podría suceder según sus criterios de verosimilitud aunque resultase imposible para su espectador, quien la aceptó por verosímil aunque no creíble.

    Para Aristóteles son importantes los conceptos verosímil y veraz porque se niegan entre sí, y antepone el primero como valor intrínseco de la tragedia; es decir, de la obra de teatro. Lo que ocurre en la tragedia es verosímil, no es verdadero. Al no pertenecer Edipo tirano al ámbito de lo veraz, ¿a cuál universo pertenece?

    Ignoramos cómo explicaba Aristóteles estos asuntos a sus alumnos, pues Poética son sus apuntes de profesor. Sí es seguro que conocía bastante el teatro de su época y a los grandes clásicos del siglo anterior y lo que representaron con sus fábulas. Hablaba de teatro a sus alumnos. Por eso, ante el problema de traducir mímesis por imitación, me atrevo proponer hablar de representación, palabra aceptada por el diccionario. Así, la tragedia no representa a personas (ánthropos) sino acciones y vidas verosímiles e imposibles que podrían suceder y a los que las actúan. Esas acciones se representan organizadas en las situaciones de las fábulas.

    Representar luce más apropiada que imitar porque ¿cómo imitar lo que podría suceder, cuando lo que podría suceder no existe, y cómo lograr que inspire temor y compasión? Me parece, me atrevo a escribirlo, que Aristóteles descubrió algo antes que muchos, aunque no la menciona: la imaginación, y en la imaginación es posible representar lo imposible verosímil. Si no, ¿qué haríamos con Ubú rey y Esperando a Godot?

3 comentarios en “caleidoscopio

  1. Excelente, Leonardo. Me recuerda a la situación argentina durante los años de la última dictadura (1976-83). Como sabes escribí sobre Teatro Abierto 1981 (se cumplen 40 años) y entre otras causas, la alienación de todo un pueblo… la censura… muchas de las causas que nombras… qué tristeza… Un fuerte abrazo.

    1. Gracias, querido Miguel Ángel.

  2. Muchas gracias por el texto. Es bella tu vinculación primigenia con el teatro, con ese recorte de periódico de tu padre, y como todo se desliza hasta la obra de Samano y Sacristán. Me has dado ganas de volver de nuevo a una sala…

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