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caleidoscopio

Hoy no es un día cualquiera

Inés Muñoz Aguirre

Los seres humanos solemos recordar las tragedias que han marcado hitos importantes en nuestra historia. Convertimos esas fechas especiales en recordatorios permanentes, sin embargo dichos recuerdos parecieran no tener la fuerza suficiente para contribuir a lograr los cambios necesarios de nuestra conducta, para ayudarnos a ser mejores personas. 

8 de marzo

El 8 de marzo día en que se celebra el Día Internacional de la Mujer en el mundo, llueven las felicitaciones cargadas de rosas, lazitos rosados y muñequitas adornadas para decirnos unas a las otras lo maravillosas que somos. Las organizaciones que abogan por los derechos de igualdad entre hombres y mujeres elevan sus pancartas. Algunas ciudades ven como sus calles se llenan de mujeres, quienes siempre tienen algún tipo de reclamo social que formular, por ejemplo sería muy importante solicitar acciones contundes contra la violencia de género que cada día deja más victimas en el mundo.

Lo cierto es que si volvemos atrás, hay que hacerlo con la fuerza contundente que debe tener el recuerdo para propiciar algún cambio. Los hechos que dieron origen  a esta fecha no les daban tregua a las mujeres participantes de los mismos para reconocerse luchadoras ni maravillosas, mucho menos heroinas en medio de una marcha que por reclamar mejores condiciones laborales, arrojó a sus pies 120 víctimas de la policía, quien demostraba a través de su violencia que el poder mal manejado lo que propicia es la destrucción.

Las mujeres de hoy

Hoy han pasado 145 años de aquellos acontecimientos atroces y no solo seguimos siendo víctimas de las diferencias en la profesión, víctimas del maltrato, sino que somos las grandes protagonistas del poder mal entendido y empleado. Hoy millones de mujeres en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania llegan a las fronteras buscando salvación para sus familias, se despiden de sus maridos quienes irán al frente de batalla, lloran por sus hijos los cuales no criaron para que empuñaran un arma, rezan en silencio pidiendo la paz y la cordura como único camino al entendimiento.

Que hoy no sea un día más de cartelitos rosas, con un minuto de importante introspección sobre lo que somos, lo que queremos y como debemos cambiar comenzariamos por ser solidarias con las que abandonaron los tacones y las pinturas de labio en sus casas bombardeadas. Con un minuto de silencio y oración estariamos generando la energía para que todos sintamos el valor de mirar hacia adentro. Con un minuto de conversación con nuestros padres, hermanos e hijos estariamos transmitiendo valores fundamentales para el reconocimiento y respeto. Con un minuto en el que tiendas la mano hacia alguna persona con la que sientas diferencias estarías construyendo un nuevo camino.  Seamos mucho más que recuerdos. Asumamonos realidad a partir de la enseñanza de aquellos momentos que no tendrían por qué seguirse repitiendo. En un minuto vamos a formularnos una pregunta y tratemos de conseguir una respuesta: ¿Qué nos pasa que no aprendemos?

3 comentarios en “caleidoscopio

  1. Excelente, Leonardo. Me recuerda a la situación argentina durante los años de la última dictadura (1976-83). Como sabes escribí sobre Teatro Abierto 1981 (se cumplen 40 años) y entre otras causas, la alienación de todo un pueblo… la censura… muchas de las causas que nombras… qué tristeza… Un fuerte abrazo.

    1. Gracias, querido Miguel Ángel.

  2. Muchas gracias por el texto. Es bella tu vinculación primigenia con el teatro, con ese recorte de periódico de tu padre, y como todo se desliza hasta la obra de Samano y Sacristán. Me has dado ganas de volver de nuevo a una sala…

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