
EL CALVARIO MARGARITEÑO
Enrique Viloria Vera
La primera acepción de calvarioque menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) alude al recorrido que, marcado con altares ocruces, debe atravesarse mientras se reza en cada una de sus estaciones para recordar la marcha de Jesúshacia el monte donde fue crucificado. Calvario procede del latín calvarium, aunque se cree que su origen etimológico está en una expresión griega que puede traducirse como “lugar de la calavera”. La tradición cristiana señala que se trataba de un sitio ubicado fuera de las murallas de la ciudad de Jerusalén. La Biblia indica que en aquella colina Jesúscargó su cruz y fue crucificado. Si bien éste es el nombre que más comúnmente damos al sitio en el que Jesús fue crucificado, también es posible denominarlo Gólgota, un término que deriva del griego. La alusión a las calaveras surge de la forma de esta colina, la cual asemejaba un cráneo humano.

En el lenguaje coloquial, se llama calvario a una sucesión deproblemas y conflictos que generan preocupación, angustia o dolor.
Esta última es la acepción que mejor define la realidad del habitante de la otrora Perla del Caribe; ilustrémosla.
Se levanta temprano y no hay luz ni Internet, los servicios de llamadas se cayeron también, en fin, decide bañarse y no hay agua. Más que molesto, enciende el carro y se percata de que no tiene gasolina suficiente, decide entonces tomar uno de esos destartalados autobuses para ir al supermercado a fin de comprar comida y leche para los muchachos, pero no tiene efectivo para pagar el pasaje.
Resignado, y luego de una larga caminata, encuentra un cajero automático inoperativo; espera pacientemente la apertura de la sucursal de su banco para ver si puede retirar algo de efectivo, pero no hay línea.
Vuelve a caminar para efectuar las compras, escoge lo necesitado y va a caja para, muy a su pesar, pagar en dólares, no puede porque no hay vuelto.
Frustrado y lloroso se sienta en un banco de la Plaza de la Asunción para rumiar su arrechera.

ELOGIO DEL PLÁTANO Y DEL CAMBUR
Enrique Viloria Vera

El muy consumido y sabroso fruto denominado banana, conocido también como plátano guineo, maduro, banano, cambur o gualele, es un fruto comestible, de varios tipos de grandes plantas herbáceas del género Musa. A estas plantas de gran porte que tienen aspecto de arbolillo se las denomina plataneras, bananeros, bananeras, plátanos o bananos.
Los plátanos – de los que se conocen más de 1000 variedades-, proporcionan alimento a grandes poblaciones humanas cocinados en dos formas principales:
- Plátanos de postre o dulces, para comer principalmente crudos, con gran parte de su fécula convertida en azúcar, en dulce placer, destacando la variedad cavendish.
- Plátanos de cocinar o de guisar, más grandes, se comen cocidos de formas diversas, con diferentes variedades como el plátano macho o el pisang awak en Asia. Se suelen consumir hervidos, asados o fritos, independientemente de si están maduros o no.

El término plátano surgió en el siglo XV desde el latín platanus, que a su vez proviene del griego antiguo en el que plátos significa «ancho», haciendo referencia a la anchura de las hojas del árbol. Se cree que la palabra «banano» es de origen africano, posiblemente de la idioma wólof o de las lenguas bantúes banaana, que posteriormente pasó al portugués. Banana surgió más tarde, alrededor del siglo XVIII, posiblemente como préstamo lingüístico por el comercio con los portugueses, que entró luego al vocabulario castellano por Canarias y se extendió a América, donde en algunos lugares se prefiere usar el término «banana».
Como disfruto comer al hermano mayor del cambur, el plátano, en cualquiera de sus modalidades para cocinarlo: horneado entero para luego añadir queso blanco, en tajadas para darle barandas a un pabellón, verde para freír tostones o patacones, eso sí sin Kétchup, en la muy criolla torta o en tortitas del fruto con queso, y por supuesto, el rey de mi cocina, horneado con mantequilla, ron y canela en rama; al igual que el guineo su hermano menor, que también hace de las suyas en los baratos menús de la Francia de mis tiempos de estudiante de posgrado en París, y en el menú de los venezolanos de pocos ingresos sancochado o en forma de buñuelo.
El gordito y robusto cambur manzano, nunca me gusto; los titiaritos sí, de su primo el topocho tengo noticias cuando engalana un hervido de carite o de picúa.
¡BUEN PROVECHO!
Excelente, Leonardo. Me recuerda a la situación argentina durante los años de la última dictadura (1976-83). Como sabes escribí sobre Teatro Abierto 1981 (se cumplen 40 años) y entre otras causas, la alienación de todo un pueblo… la censura… muchas de las causas que nombras… qué tristeza… Un fuerte abrazo.
Gracias, querido Miguel Ángel.
Muchas gracias por el texto. Es bella tu vinculación primigenia con el teatro, con ese recorte de periódico de tu padre, y como todo se desliza hasta la obra de Samano y Sacristán. Me has dado ganas de volver de nuevo a una sala…