edición especial

Nuestra Señora de la escritura.

A propósito del Doctorado Honoris Causa otorgado a Elisa Lerner

Inés Muñoz Aguirre./@inesmunozaguirre

Alguien podría gritar: Luces… Cámara…Acción! Como cuando se rueda una película.  Todo el rodaje transcurre en una habitación. Tal cual como La habitación propia de Virginia Woolf. 

Este espacio en el cual una mata de palma puede ser protagonista, está flanqueada por una ventana que sirve de marco a la obra que allí desarrolla la autora. Tiene rejas delgadas, verticales, que nos hablan de la imposibilidad del ser humano en medio de las grandes ciudades de sentirse libre, sin miedo a ser atacado de alguna manera. 

Afuera se escucha el sonido de la calle, el ruido de las motos y los carros. Quizá se escuche el sonido de Las olas de la Woolf, porque en esa habitación todo es posible. Un espacio que es el receptáculo de múltiples fuentes de inspiración,  para la escritora que allí reside: Elisa Lerner. 

Esta mujer, abogado, diplomática, cronista, dramaturga, novelista va rumbo a cumplir sus 91 años. Protegida por una corta melena blanca, su mirada aun a través de las fotografías tiene la intensidad de quien ve más allá de lo que observa. Por eso es capaz de escribir todo lo que escribe, como sin duda, después de leer Sin orden ni concierto, su más reciente libro próximo a cumplir un año, quedamos convencidos que también oye con detenimiento todo lo que escucha a su alrededor. Luego es capaz de escribir que éste o el otro dijeron esto o aquello. 

Así nos atrapa en las 102 páginas en las que cuenta, critica, juzga, almacena, descompone y compone las ideas que hacen referencia a escritores, judíos, periodistas, lectores, anfitrionas, solterones, guionistas, ginecólogas o los representantes diversos de la sociedad que se mueven en ondas, círculos o líneas rectas, como dibujando un cuadro que vas más allá del uso correcto del abecedario.

Lo cierto es que ya cercanos a este nuevo aniversario que nos permite imaginar cuántas palabras ha hilvanado como resultado de sus vivencias propias y ajenas, el Consejo Superior de la Universidad Metropolitana de Caracas, acordó conferir  el Doctorado Honoris Causa a esta insigne escritora.  La misma que comencé a leer cuando me acerqué al teatro por primera vez, la misma que soñaba entrevistar, (porque cuando yo estudiaba periodismo había personajes en el país, con los que uno deseaba conversar), la que sigo leyendo, estudiando y de vez en cuando es la misma a quien le envío un mail para obtener siempre una respuesta inmediata.  

Esa es nuestra escritora reconocida, porque en estos tiempos los escritores son una voz certera aquí y fuera de nuestras fronteras. El decreto que reconoce el merecimiento de este título otorgado apenas esta semana reza así: “La obra de Elisa Lerner constituye un patrimonio de extraordinaria valía para las letras venezolanas. Como cultora de diversos géneros literarios, especialmente la dramaturgia y la crónica, ha abordado e indagado con notable maestría en los territorios de la cotidianidad nacional, de la identidad urbana y de nuestro mundo artístico e intelectual, siempre atenta a las secuelas de nuestra propia historia como país, así como a las múltiples posibilidades de interpretación de la venezolanidad, desde una perspectiva muy propia y singular. Su legado será, sin lugar a duda, un estímulo permanente para las presentes y futuras generaciones de creadores”.

Y es que Elisa Lerner nos recuerda que todo país necesita de sus voces, no para que le hagan promesas vacías, ni para que nos hagan creer mensajes de supuestos salvadores, necesitamos voces certeras. Necesitamos de quienes a través del buen uso de la palabra nos cuenten quienes somos,  nos coloquen frente al  espejo en que nos vemos y que a veces parece cubierto de nubes que nos impiden descubrir nuestras realidades como sociedad. 

Necesitamos de quienes comprometidos con lo que escriben construyen memoria y nos obligan a transitar entre el pasado y el presente. Nos obligan a ser críticos para construir el futuro. ¿Y quién podría dudar de que esa guía se encuentra en la literatura de Elisa Lerner? Ella a causa de que su familia no hablaba español, de que presenció como su mamá se negó a hablar su alemán originario como protesta ante la persecución Nazi,  se sintió huérfana de amarras. Sentimiento que la obligó a buscar un hogar en  el idioma. Desde ese mismo instante ha hecho el amor permanente con el trabajo de todos los escritores que ha leído, porque ellos le brindaron una casa, un hogar. Ese espacio en el que la literatura hace que todo sea posible. ¿Convoca a las voces, o las voces la sorprenden? Eso no se sabe.  La maravilla reside en que cuando una voz logra convocar a otra, comienza a gestarse la suma de voces tan distintas que efectivamente cuentan, enumeran, nos sorprenden. 

Eso hace el trabajo de Elisa Lerner, la misma de Vida con mamá, la de las crónicas, la reportera o la novelista. La misma que según cuentan algunas biografías escritas sobre ella, su carrera literaria fue definida por un par de zapatos despuntados y adornados con un lazo que le regaló su padre. A ella le parecieron zapatos de escritora y se consideró armada para serlo. El vestuario sería completado tiempo después por papel, plumas y una máquina de escribir. Instrumentos que no usaba de forma regular y que con el paso del tiempo se volvieron refugio.

En la literatura también está presente la circularidad que llama a la reflexión. Al terminar la lectura de un libro puede llegar a producirse lo que algunos califican de “Inspiración”, para mi es el encuentro entre códigos similares del autor y del lector. Es por ello que 

Virginia Woolf se asoma a la vida de Elisa Lerner de vez en cuando. Lo hizo por primera vez cuando nuestra autora solo tenía 14 años y se vuelve a asomar tiempo después en 2015  y de ese segundo encuentro nace Sin orden ni concierto. 

Luces… Cámara… Acción… porque su vida transcurre como una película, Elisa reside en lo que me ha descrito apenas ayer en un mail como “el estrecho estuche de mi pequeño apartamento”, pero estuche al fin, se guarda en él a una de nuestras más conocidas escritoras. 

Allí  se mueven por los rincones de su imaginación y de sus páginas: Greta Garbo, Catherine Deneuve, Richard Burton, Elizabeth Taylor, Robert Mitchum, Luis B. Mayer, Samuel Goldwyn, Woody Allen, Marlene Dietrich, Robert De Niro, personajes reales que siempre se han deslizado entre sus líneas, para brindar a su literatura el foco deslumbrante de la pantalla y tratándose de su propia película vale la pena rescatarlos a todos  en cada uno de sus libros. Elisa Lerner es una maestra del humor, una maestra de la metáfora.  Una lectora empedernida.

Elisa tiene el “Cuarto propio” que la Woolf no logró tener a pesar de su reclamo. Es el cuarto desde donde se comunica con el resto del mundo, ya sea porque recibe a algún visitante privilegiado o vía Zoom, herencia que asumió desde la pandemia y que la convierte en una moderna y actualizada señora de la escritura. 

Poesía y honradez las grandes protagonistas de una jornada memorable en la entrega del Premio Cervantes a Rafael Cadenas. 

Inés Muñoz Aguirre 

Los lazos entre Venezuela y España se volvieron a estrechar el día de hoy.  Al son del Alma Llanera interpretada en homenaje al Maestro Cadenas en uno de los jardines de la Pontificia Universidad de Alcalá de Henares. Las letras se hicieron nudo, compás, alma pura como lo es la poesía. Todo en una sincronía de la vida que se encarga de hacer resonar la palabra “Libertad”. Palabra que se hizo protagonista del discurso de nuestro poeta Rafael Cadenas quien acudió a la ciudad de las cigüeñas, la cuna de nacimiento de Cervantes, un centro de defensa y formación para las letras y quien entró al paraninfo haciendo alarde en su caminar pausado de sus 93 años.

Se dice fácil, pero ese cúmulo de años es la trayectoria consistente de quien creyendo que se escribe con un solo objetivo como lo es la capacidad de expresarse, ha acumulado su experiencia, la cual exprime para darle carne y hueso en sus poemas.

Cadenas en este tiempo ha sido mucho más que militancia de izquierda, barquisimetano, mal estudiante, desterrado de la dictadura de Pérez Jiménez, poeta moderno, traductor, docente, ensayista, ha sido presencia donde tiene que estar y profundo silencio que dice mucho más que los estertores de quienes tratan de encontrar la palabra adecuada para llegar al fondo del espíritu de quienes los oyen, sin conseguirlo.

Su obra es la que habla, preñada de sus convicciones y de su espíritu en el que predomina la conciencia frente a lo que observa  : Cantos iniciales (1946); Una isla (1958); Los cuadernos del destierro (1960 y 2001); el poema “Derrota” (1963); Falsas maniobras (1966); Intemperie (1977); Memorial(1977); Amante (1983 y 2002); Dichos (1992); Gestiones (1992); Antología (1958-1993) (1996 y 1999); Poemas selectos (2004, 2006, 2009).

Recibió la medalla y la estatuilla que corresponden al Premio Cervantes de las manos de los reyes Felipe VI y Letizia. Acto seguido giró hacia el público el cual lo retribuye con una ovación. En su rostro, apenas un gesto de sus labios que podría interpretarse como una sonrisa, se presentaba como muestra de su alegría y satisfacción, aunque en algunas oportunidades haya dicho que los premios le asustan. Sin embargo a pesar de él mismo, ha recibido el Premio Nacional de Literatura de Venezuela en 1985, el  Premio de Literatura en Lenguas Romances de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2009 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Cadenas fue recibido en Alcalá de Henares con las consideraciones que merece alguien de su edad. Se suponía que leería su discurso sentado pero lo hizo de pie. Un discurso preciso en el que a pesar de haber comenzado por reconocer su disgusto ante el descuido frente a las materias científicas dejó muy en claro su profundidad de conocimiento para hablar con la distinción de un académico sobre la emigración que tanto aportó a nuestro país, sobre la emigración que por causas más actuales produce el fenómeno a la inversa y en cierta forma nos vacía no solo de personas, si no de talento.

En cada una de sus reflexiones hizo mención al pensamiento de grandes autores como: Marx, Séneca, Walt Whitman, George Orwell,  Teresa de Jesús y Schiller entre otros. Esa profundidad se convirtió también en un homenaje a la Universidad Central de Venezuela la cual nombró una y otra vez, para hablar de su pluralidad, de los tiempos vividos en ella, del saludo a empleados, profesores y alumnos, pero por sobre todo para hacer una referencia determinante “Una universidad que sea para adoctrinamiento deja de ser Universidad”. 

Uno de los aspectos que más debemos valorar de este discurso de Rafael Cadenas ante la monarquía, las máximas autoridades políticas  e intelectuales (solo con la ausencia del presidente de gobierno, sin que los mismos españoles encontrarán explicación a su no presencia en el Premio literario más importante de las letras) es que ni gestos, ni palabras necesitan de la obviedad excesiva para expresar las ideas que poseen verdadera consistencia.

No hubo un momento en el que los presentes perdieran el hilo de esa red que tejía el galardonado con cada uno de los temas abordados, declarándose además  “Lleno de España”: los excesos de expresividad de los latinoamericanos, el recuerdo a Milena, El aporte de los Canarios a nuestra educación y desarrollo, la importancia de la física cuántica ante los misterios del universo, el totalitarismo, la fábrica de armas, la bondad, la democracia su rescate en algunos casos y su defensa en otros.

Sujetar la importancia de El Quijote fue un hilo central en sus palabras, destacando la importancia de su revaloración, porque así está ocurriendo  con la vida corriente, señaló, pero sin duda en pocas líneas fue capaz de resumir la sabiduría que da el conocimiento y los años vividos; “ La impronta del Quijote estuvo en los creyentes de la utopía que arreglaría todo y terminó en un desengaño… Nacionalismos, ideologías y credos dividen a los seres humanos pero en este tiempo el mundo,  gracias al desarrollo de la comunicación debería ser cosmopolita.  Ya en cierto modo lo es,  pero a ello se oponen los factores que se apoyan en el nacionalismo… el sarampión de la humanidad…”

No necesitó de largos discursos, ni de entender las ausencias de aquí y de allá para dejarnos en claro que el mundo solo puede cambiar si cada uno de nosotros asume su cuota de responsabilidad. Podemos reflexionar mucho, escuchar a los grandes como el Maestro Cadenas pero si no buscamos como emularlos en un ejercicio que comprenda desde la reflexión profunda, la formación, la humildad y la valoración de nuestro entorno entregándonos a él sin estridencias, simplemente estaremos permitiendo que la historia de nuestros países esté sujeta a la frase a la que también hizo referencia: “la realidad es más extraña que la ficción”.

Las palabras del rey Felipe VI dieron valoración al hecho de que por primera vez en la historia del Premio Cervantes, éste es entregado a un venezolano quien ha hecho un trabajo “de imágenes, o más bien percepciones, intuiciones, está hecha su poesía; una obra cuya densidad, valor y trascendencia enriquece la lengua, nutre la tradición y renueva nuestra literatura”.Hoy ese venezolano está en los titulares de todos los medios de comunicación del mundo. Estamos hablando de que ganó el premio más importante de las letras hispanas. Su valoración, su trabajo, su dedicación y compromiso dejan en alto nuestro gentilicio. El rey expresó:  “La obra de Rafael Cadenas es la de un gran poeta moderno. La de alguien que no quiere ‘estilo sino honradez’, una valiosísima ambición. Un propósito magnífico, admirable”.

Vargas Llosa de sub-hombre a inmortal.

Inés Muñoz Aguirre

Hizo su entrada al Palacio portando el traje con el que se distingue a los miembros de la Academia Francesa de la Lengua. Serio, con las ojeras mostrando la marca que se adquiere con la edad. Flanqueado por algunos de los Inmortales, quienes deben este calificativo a que el cardenal Richelieu, cediera un sello a la Academia que contiene en la cabecera la frase «A la inmortalidad» 

Mientras se dirigía al espacio en el cual pronunciaría su discurso de un poco más de una hora de duración,  su mano tocaba de vez en cuando la espada que pendía de un cinto corto al lado izquierdo de su cuerpo. Este es el símbolo que recuerda que los académicos tienen el mismo valor que tiene la aristocracia.  La espada que él mismo había encargado a un artesano de Toledo, le fue entregada oficialmente por la secretaria perpetua de la Academia Hélène Carrère d’Encausse. 

A medida que avanzaba hacia el salón del acto, con solo ver un poco más allá de lo que muestran las imágenes se podía observar la presencia de todo un continente sobre sus hombros. Compromiso validado por cada una de sus palabras. Ese continente sobre el cual vivimos, el de la vegetación exuberante, buen clima, pobreza y diferencias extremas, entre los que piensan, los que sueñan imposibles, los que hacen, los que dejan de hacer, los que prometen sin medida y los que no sueltan el poder. 

Vargas Llosa no es solo un Nobel, ésta máxima distinción del mundo de las letras la obtiene como el único escritor de lengua hispana en ocupar un sillón en la Academia Francesa. Y al expresar que desde su Lima natal soñaba con ser como un escritor francés, emociona escuchar su agradecimiento a los franceses por haberle permitido descubrir y valorar a Borges, Cortázar, Uslar Pietri, Onetti, Octavio Paz y más tarde a García Márquez.

No hay dudas de que el escritor marca distancias entre quien escribe en América Latina y quien lo hace en París. Entre quien crece en una sociedad que no valora a los hombres de letras y una sociedad que ha sido cuna de los más importantes escritores del mundo. Mete el “dedo en la llaga” al hacernos entender que en realidad somos un continente de poquísimos escritores porque como él lo expresa no lo puedes ser mientras trabajes como abogado, profesor, arquitecto, periodista o cualquier otra profesión u oficio para ganarte la vida. 

La sobrevivencia económica como tirana de un oficio exigente, comprometido social, intelectual y espiritualmente  que solo queda para los fines de semana. Ese no es tiempo suficiente para tanto que tiene que cuestionar un escritor, para tanto con lo que tiene que comprometerse.  

Es Vargas Llosa quien a través de su obra, y de su discurso inquebrantable quien nos ha permitido estar presentes en los más importantes salones de las letras del mundo. Este hombre que representa al máximo exponente  de lo que significa ser un escritor, no se permite dejar de asociar la literatura con la vida misma. En su discurso, realizado por supuesto en francés,  repasa los nombres y las obras de los autores galos que más lo influenciaron en su formación: Sartre, Camus, Simone de Beauvoir, André Gide, Flaubert, Víctor Hugo. 

Se detiene un buen tiempo en Flaubert porque considera que a través de su obra Madame Bovary  y del estudio y análisis de toda su producción literaria, fue este autor quien lo ayudó a ser el escritor que es. Recuerda cuando fue hasta su tumba a llevarle un ramo de flores en agradecimiento y  piensa que quizá el mismo  Flaubert no fue consciente del gran aporte y el cambio que dio a la literatura con la invención del narrador anónimo. 

Vargas Llosa ocupará el Sillón número 18 de la Academia Francesa de la lengua, puesto que pertenecía al filósofo Michel Serres hasta su fallecimiento en 2019.  Como era de esperarse el escritor dedicó el merecido análisis a la obra de este importante francés de quien dice que escribió sobre todo lo imaginable, da relevancia a que el autor decía que el hombre representa la guerra y las mujeres la paz y manifiesta que una constante inquietud  acompañaba al autor quien expresaba que no debía existir diferencias entre la ciencia y la literatura, para lo cual planteaba la urgencia de un rencuentro que les permitiera reforzarse uno en el otro. 

No hay tema actual que se le escape a Vargas Llosa en esta intervención, desde las referencias de su Lima natal, su proceso educativo y la relación con sus compañeros de estudio, hasta la insistencia de los gobiernos totalitarios, la violación a los derechos humanos en el mundo, la invasión a Ucrania y la Rusia de Vladimir Putin la cual califica como un remedo de democracia. 

En sus palabras hay un compromiso que ha repetido numerosas veces y el cual en esta oportunidad resume en una teoría, la de que la novela salvará a la democracia o será sepultada con ella y desaparecerá.

Este es el momento de la pasión, en el que confluye todo cuanto hace y por qué lo hace, mientras pide  reconocer la superioridad intelectual de las palabras por encima de las imágenes. Puede que los libros nos salven, se plantea, pero a su vez se pregunta cómo puede ocurrir eso  en un planeta que gracias a la imbecilidad humana está cargado de bombas “que nos harían desaparecer gracias al delirio de cualquier dirigente trastornado”. 

Los académicos lo escuchan con atención desde sus sillones verdes, su familia y los invitados ocupan los sillones de color mostaza. Este discurso que nos ha sumergido en el mundo fantástico de la creación compromete a todos los interesados a defender la clave de cualquier acción del ser humano: la libertad.

Una libertad que el autor asocia a la literatura en su discurso de esta forma: “ La literatura necesita de la libertad para existir, y cuando esta no existe recurre a la clandestinidad para hacerla posible, porque no podemos vivir sin ella, como el aire que es indispensable para nuestros pulmones. De aquella libertad nacen las otras, la de cambiar a los gobiernos o la de simplemente criticarlos, y la de opinar con independencia y discutir entre nosotros, aunque las propuestas sean muy diferentes y a la hora de votar –porque el voto siempre es la manera civilizada de zanjar nuestras diferencias–prevalezcan siempre los que sacan el mayor número. Esa es la fórmula gracias a la cual se ha reemplazado la matanza, sometiéndola, como en el espacio estricto de los libros, aunque a veces, como ahora mismo, alguien se exceda y ponga en peligro nuestra existencia social. No solo se trata de sobrevivir, viviendo en el horror de la opresión o la ignominia de las dictaduras. Se trata de respirar y vivir la libertad – no el libertinaje, por supuesto–en una democracia digna de ese nombre, es decir, en una ciudad, o en un país, donde se hayan resuelto las necesidades básicas y los seres humanos alcancen a aspirar el progreso en su búsqueda de la felicidad. ¿Qué eso no es posible? sí lo es y, y afortunadamente, algunos países pioneros lo han alcanzado ya. Está de más decir que no debemos darnos por extenuados mientras existan aún dictaduras o sátrapas que en nombre de una doctrina o una fe religiosa se sigan cometiendo brutalidades contra la mujer o sus compañeros de viaje: nadie está a salvo si todos no somos libres. Esa es la gran enseñanza de la literatura francesa. la libertad para todos y ahora mismo…”

Los aplausos resonarían al terminar su intervención, allí queda como partículas que flotan en la atmósfera del lugar, el sueño de que los libros deben llegar a las manos de todos, por lo menos para poner en marcha el intento de la salvación.  El hombre que hace este llamado se atrevió en su época de estudiante a calificar de mala la novela rusa “Así se templó el acero” pero cuando  elogió a Gide por “Les Nourritures Terrestres” su amigo Felix Arias-Schereiber lo calificó de sub-hombre.  El tiempo pasa y todo se acomoda en el lugar exacto donde debe estar. No en balde el ahora inmortal reconoce que fueron los existencialistas franceses quienes lo salvaron de caer en el estalinismo que hacía mella en América Latina.  No hay duda, con la historia de este hombre también se escribe parte de la historia literaria de nuestro continente. 

3 comentarios en “edición especial

  1. Somos átomos de un mundo, por los tanto cada uno de nosotros es importante, de allí que algunos tengan éxitos, sean reconocidos u odiados. Esos son los que asumen responsabilidades. Por eso Vargas Llosa es un poco de nosotros los latinoamericanos que queremos algo mejor en los cultural y lo social. Lo aplaudo por su obra y por no haber tenido miedo de asumir retos. Te aplaudo por mostrarnos el verdadero significado de Mario Vargas Llosa en la Academia Francesa, que escapa de los chismes rosas.

  2. Excelente artículo!!! Saludos

  3. Hermosa reflexión en la crónica a Mario Vargas Llosa hace Ines Muñoz Aguirre. Con altura de miras sobre sus palabras al ser reconocido en la academia francesa de las letras y ocupar el sillón 18 con carácter de Inmortal.

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