
¿CUÁNTO VALE LA VIDA? (WORTH): PRAGMATISMO Y COMPASIÓN
@mariamkrasner

¿Cuánto vale la vida? entra en las apuestas de Netflix en el marco de la conmemoración del 11 de septiembre. La película esta dirigida por Sara Colangelo (Little Accidents, La maestra de Kinder) y protagonizada por Michael Keaton, Stanley Tucci, Amy Ryan, Laura Benanti y Tate Donovan. Brillantes las actuaciones entre Keaton y Tucci, en los roles de Feinberg y Charles Wolf, esposo de una de las victimas que lucha por un mejor acuerdo como representante y voceros de otros familiares, “Es más fácil si somos números, ¿no? Es más manejable”.
La historia basada en hechos reales presenta al abogado Kenneth Feinberg (Keaton) especializado en atender litigios en donde todo tiene un precio. Es asignado por el gobierno de los Estados Unidos, como mediador del fondo de compensación para los familiares de las víctimas del 11 de septiembre. ¿Cómo ponerle precio a una vida humana? ¿En una tragedia las vidas no deberían valer lo mismo? ¿Como hacer equilibrio entre la ética profesional y lo moral para negociar con los familiares? ¿Cuál es punto equitativo para llevar adelante un acuerdo con familiares en medio del dolor y el horror de lo sucedido?
Comenzando la película antes de los atentados, frente a un salón de clase Feinberg escribe en un pizarrón “¿Cuánto vale la vida?”. Esa es su especialidad. Es esa ecuación imposible. Determinar el cálculo que surge de convertir el dolor ajeno en cifra monetaria en base a una dura y fría formula.
Worth es una película muy bien llevada, con un equilibrio entre el guion, la dirección, las actuaciones, el tono, la edición y la producción. Nos presenta una parte de la historia del 11S que no aparece entre los titulares principales. Los protagonistas son las familias: padres, madres, hijos, esposas, hermanos, parejas.

Como se fija el valor de la “compensación”. ¿Cuál es el límite? La mayoría de las víctimas eran el sostén de sus familias. Vemos a Feinberg calculadora en mano y escuchando ópera en sus audífonos haciendo el cálculo y estimando el valor de las victimas. Un gerente de finanzas, 14 millones de dólares. Más abajo, en la lista, un lavaplatos, ¿350.000 dólares?
Es una película para reflexionar. Son varios los puntos que se destacan: el papel del gobierno de los Estados Unidos y como manejo el dolor de los familiares. La política y la burocracia sin importar las circunstancias, siempre esta presente. La decisión de colocar a un negociador de inclinación demócrata en un gobierno republicano, que buscan con una negociación frenar las distintas demandas. El enfrentamiento entre la política, la ley y los valores humanos, donde la empatía, el dolor y el perdón se multiplican en la historia particular de cada una de las 2996 victimas del atentado.
Feinberg y su equipo deben analizar los testimonios de las víctimas y con grabaciones in situ de la caída de las Torres. Frente a eso no hay entereza humana ni aspecto legal que este por encima de dichas circunstancias, a pesar de que Feinberg deja claro que “No somos terapeutas. “Debemos ser imparciales”. Pero el equipo de abogados debe alcanzar al 80 por ciento de aceptación del arreglo con los familiares antes de una fecha límite que marca el ritmo y la tensión de la película.

En la actualidad a sus 75 años, Feinberg con su propio bufete de abogados en Washington D.C. ha pasado a monopolizar el mercado legal del manejo de fondo de compensaciones. Inventó la facilitación de las indemnizaciones a las víctimas de catástrofes. Su bufete, The Feinberg Group, ha diseñado programas de indemnización para las víctimas del vertido de petróleo de BP Deepwater Horizon, la masacre de la escuela primaria Sandy Hook, el atentado de la maratón de Boston, el escándalo de abusos sexuales de Penn State y el tiroteo de la discoteca Pulse de Orlando. Es autor de los libros: “What Is Life Worth?: The Unprecedented Effort to Compensate the Victims of 9/11”, en 2005, y “Who Gets What: Fair Compensation after Tragedy and Financial Upheaval” de 2012. Recientemente su bufete fue seleccionado para gestionar el fondo de 500 millones de dólares para las familias de las 346 personas que murieron en los accidentes de los aviones Boeing 737 Max en 2018 y 2019. Como consecuencia del COVID-19, ha comenzado a presionar para la creación de una oficina nacional de duelo.