Un Consumidor Responsable: Esencial para la Sostenibilidad
Samuel Salazar Morales
Hace unos meses conversábamos en este espacio sobre sostenibilidad, a propósito del aniversario de la tragedia de Rana Plaza. Sin embargo, al abordar el tema, solemos hablar mucho de las marcas y su responsabilidad, pero ¿Dónde quedas tú como consumidor? ¿Quién demanda toda esa ropa barata de mala calidad? ¿Realmente necesitas un closet repleto de prendas de vestir?
Meses atrás, un muy crítico artículo de Business of Fashion invitaba a voltear la mirada hacia el consumidor, quien al final es el generador de la demanda que permite modelos de producción potencialmente dañinos para el ambiente y socialmente explotadores, tanto en las grandes marcas de lujo como en el Fast-Fashion. En este último caso, la publicación nos contaba que era el cliente de mayor poder adquisitivo el que realmente estaba comprando más “moda rápida” y quien en su mayoría, era la fuente de los desperdicios textiles que terminan en grandes vertederos en África o en el desierto de Atacama; se calcula que cada ciudadano de la Unión Europea desecha al año 12 kilos de ropa y calzado.
El cliente de presupuesto limitado suele cuidar sus prendas y no deshacerse tan fácil de ellas, a menos sufran daños prematuros por su mala calidad; en América Latina sabemos que si no donamos la ropa, puede evolucionar en pijama y finalmente en coleto. Si bien la rapidez de las tendencias y lo efímero que pueden ser las redes sociales, parecen inspirarnos a comprar más y más, está en cada uno de nosotros reflexionar, ser críticos antes de invertir nuestro dinero en nuevas prendas para el armario; sea cual sea tu presupuesto, sabemos cómo está nuestra economía local. Conseguir una oferta de “ropa nueva” a 2, 5 y 7 US$, debe inspirarnos más dudas que emoción y halagos: Si ese es el precio final, ¿cuánto cuestan entonces los textiles utilizados? ¿Tú crees que comprar una de esas prendas será una inversión duradera? ¿Cuánto dinero le quedó al trabajador o trabajadora que confeccionó esa prenda? ¿es importada o fabricada locamente?
El modelo de comprar saldos o “stock muerto” de marcas internacionales del fast-fashion, que sustenta el modelo de negocios de numerosas cadenas de tiendas en Venezuela, puede incluso ser más responsable…o menos irresponsable, cómo mínimo. Son prendas que ya fueron fabricadas, que no se vendieron en otros mercados y que en muchos casos, pueden representar opciones de mejor calidad para quien desea o necesita una prenda de ropa nueva, contando con un presupuesto limitado. Yo mismo tengo ropa que adquirí en esas tiendas o en cadenas de Fast-Fashion, pero que por haber sido escogidas con consciencia y buscando la mayor calidad posible, han sido parte de mi closet durante entre 5 a 10 años, incluso más. Nuestro sector, sobre todo cuando se trata de entornos dominados por pequeñas marcas emergente como el venezolano, necesita dejar de auto flagelarse con el tema de la sostenibilidad. Si eres diseñador y emprendedor del sector, considera por cuál de tus procesos puedes comenzar a hacerte más responsable, y entiende que la visión sostenible será una deuda eterna, con constantes espacios de mejora. No te sientas culpable por los titulares de las recientes medidas y declaraciones de la Unión Europea para el sector moda, que parece equipararnos a la industria petrolera global, la verdadera gran protagonista de la contaminación, aunque de ella poco se hable (tal vez sus lobbys estén trabajando por que la opinión pública voltee la mirada a otros culpables, de hecho). Lo que sí puedes hacer desde ya, es comenzar a educar a tu cliente, no solo ofreciéndole la mayor calidad posible y diseños recombinables, sino enseñándole a cuidar las prendas que está adquiriendo contigo y sobre su responsabilidad desde el consumo.
Como consumidor, sé más crítico. Así sea una marca “reconocida”, toca bien la tela de esa prenda que te gustó a primera vista, examínala, voltéala, revisa las costuras, reflexiona si realmente la necesitas en tu closet o si es solo un antojo que tal vez nunca uses; te lo juro que no necesitas la misma camisa o el mismo pantalón en 8 colores distintos. Dispongas de mucho o poco presupuesto, compra solo lo que se parezca a quién eres y en la mejor calidad que puedas pagar. Sin tu contribución consciente, un mundo más responsable y sostenible, no será posible.