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Manejar el estrés para una vida más sana y feliz

Luis Vicente García Giliberti / @LVGarciaG

En el acelerado mundo actual, el estrés se ha convertido en un compañero casi constante para muchas personas. Ya sean las exigencias del trabajo, la familia o la vida personal, el estrés puede manifestarse de diversas formas y afectar nuestra salud física y mental. Sin embargo, es importante recordar que el estrés, hasta cierto punto, es una parte natural de la vida. La clave para una vida más sana y feliz reside en cómo la gestionamos y afrontamos. En este artículo, exploraremos estrategias efectivas para controlar el estrés y recuperar el control de nuestro bienestar.

Comprender el estrés:

Antes de sumergirnos en las técnicas de manejo del estrés, comprendamos qué es el estrés y cómo nos afecta. El estrés es la respuesta del cuerpo a cualquier demanda o desafío y puede manifestarse como síntomas físicos, emocionales o conductuales. Si bien un cierto nivel de estrés puede resultar motivador y beneficioso, el estrés crónico o excesivo puede tener efectos perjudiciales para nuestra salud. Es fundamental reconocer los signos de estrés, que pueden incluir:

Síntomas físicos: dolores de cabeza, tensión muscular, fatiga y alteraciones del sueño.

Síntomas emocionales: Ansiedad, irritabilidad, tristeza y dificultad para concentrarse.

Síntomas de comportamiento: comer en exceso o pérdida de apetito, abstinencia de actividades sociales y mayor uso de sustancias como el alcohol o el tabaco.

Técnicas efectivas de manejo del estrés:

El primer paso para controlar el estrés es identificar sus fuentes. Lleva un diario de estrés para registrar cuándo y por qué te sientes estresada. Esto puede ayudarte a identificar desencadenantes específicos y desarrollar estrategias para abordarlos. Y el segundo, es cuidar tu salud física y mental. Asegúrate de dormir lo suficiente, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio con regularidad. Estos hábitos ayudarán a tu cuerpo a afrontar mejor el estrés.

Técnicas de relajación:

A continuación presento algunas técnicas de relajación que son muy importantes a la hora de controlar el estrés:

  1. Respiración profunda: practica la respiración lenta y profunda para calmar el sistema nervioso durante los momentos estresantes.
  2. Meditación y atención plena: la meditación regular puede reducir el estrés y aumentar la atención plena, permitiéndote mantenerte presente y concentrado.
  3. Relajación muscular progresiva: Tensa y luego relaja cada grupo de músculos de tu cuerpo para liberar la tensión física.
  4. Ejercicio regular: la actividad física libera endorfinas, que mejoran el estado de ánimo de forma natural. Intente realizar al menos 30 minutos de ejercicio la mayoría de los días de la semana.
  5. Gestión del tiempo: gestiona eficientemente tu tiempo utilizando técnicas como el bloqueo de tiempo o la técnica Pomodoro. Esto puede aumentar la productividad y reducir el estrés.
  6. Apoyo social: no dudes en pedir apoyo a amigos, familiares o terapeutas. Compartir tus sentimientos e inquietudes puede brindarle apoyo emocional y diferentes perspectivas.
  7. Limita la exposición a factores estresantes: si es posible, reduce la exposición a factores estresantes o encuentra formas de minimizar su impacto. Establece límites y aprende a decir “no” cuando sea necesario lo que puede tener un valor incalculable.
  8. Practica la gratitud: reflexiona sobre las cosas por las que estás agradecido con regularidad. Esto puede desviar tu atención de los factores estresantes y centrarse en los aspectos positivos de su vida.
  9. Mecanismos de afrontamiento saludables: Evite mecanismos de afrontamiento poco saludables como el consumo excesivo de alcohol o sustancias. En su lugar, participa en actividades que promuevan el bienestar.
  10. Busca ayuda profesional: si tu estrés se vuelve inmanejable o comienza a afectar significativamente tu vida diaria, considera buscar ayuda de un terapeuta o consejero que se especialice en el manejo del estrés.

Manejar el estrés es un proceso continuo que requiere autoconciencia, práctica y paciencia. Al incorporar estas técnicas de manejo del estrés en tu vida diaria, podrás recuperar el control de tu bienestar y llevar una vida más feliz y saludable. Recuerda que no estás solo y buscar apoyo de amigos, familiares o profesionales es una señal de fortaleza, no de debilidad. Con las estrategias adecuadas y una mentalidad positiva, podrás afrontar eficazmente los desafíos que la vida te presente y encontrar un mayor equilibrio y resiliencia.

Liberando el poder de las palabras positivas: transforma tu mundo con el lenguaje.

Luis Vicente García Giliberti. @LVGarciaG

En el tejido de la comunicación humana, las palabras son los hilos que tejen nuestras historias, emociones y experiencias. Las palabras que elegimos usar pueden tener un impacto profundo en nuestras interacciones, relaciones e incluso nuestro propio bienestar. Entre la amplia gama de palabras de nuestra caja de herramientas lingüísticas, las palabras positivas brillan como faros de luz, irradiando calidez e inspiración en nuestras conversaciones.

En el corazón del lenguaje positivo se encuentra la palabra “amor”. La mera pronunciación de esta palabra puede transmitir un profundo afecto y cuidado, fomentando conexiones y vínculos entre personas. De manera similar, “felicidad” es una palabra que resume la euforia y la alegría que experimentamos en los mejores momentos de la vida. Compartir estas emociones a través de la conversación puede elevar el ánimo y recordarnos los placeres simples de la vida. “Bella” y “alegría”, por su parte, son palabras que nos ayudan a reconocer y apreciar los elementos estéticos y emocionales de la vida. Ya sea una impresionante puesta de sol, un momento conmovedor o el simple acto de compartir una sonrisa, estas palabras nos recuerdan que debemos encontrar y celebrar la belleza y la alegría en nuestras experiencias cotidianas.

En las conversaciones cotidianas utilizamos palabras como “bueno”, “excelente” y “maravilloso” para reforzar confianza tanto en nosotros como en los demás. Las usamos para expresar aprobación, entusiasmo y aprecio, como por ejemplo una “buena” taza de café, una “gran” película o un día “maravilloso” con nuestros seres queridos: estas palabras elevan lo ordinario a extraordinario y nos recuerdan que debemos encontrar el deleite en lo cotidiano. Cuando nos encontramos con algo realmente que nos emociona o asombra, recurrimos a las palabras “impresionante” y “sorprendente”. Estas palabras son como fuegos artificiales en nuestras conversaciones, llenas de entusiasmo y admiración, y nos recuerdan que debemos celebrar lo extraordinario y deleitarnos con las maravillas de la vida.

Una excelente palabra que usamos muy poco es la palabra “éxito”, que significa logros y realizaciones tanto personales como profesionales. Nos permite celebrar nuestras victorias y las de los demás. “Esperanza” es el faro que nos guía a través de tiempos difíciles, asomándonos los días más brillantes que están por venir. “Valor” es una palabra que reconoce la valentía y la determinación, motivándonos a afrontar los obstáculos de la vida con resiliencia. “Amable” es una palabra sencilla pero profunda que conlleva el peso de la compasión y la empatía. Describir a alguien como amable es un cumplido conmovedor. Sirve como recordatorio de que nuestras acciones y palabras pueden hacer del mundo un lugar mejor a través de pequeños actos de bondad y comprensión.

Una de las palabras más poderosas y utilizadas por la mayoría de la gente es “gracias”. Es un humilde reconocimiento de gratitud, que expresa aprecio por los actos de bondad, apoyo o generosidad que recibimos. La palabra “gracias” puede crear ondas de buena voluntad y fortalecer los lazos de amistad y amor. Palabras inspiradoras como “inspiración” nos recuerdan historias, figuras e ideas notables que pueden encender nuestra pasión e impulso y “Empoderamiento” es el lenguaje del crecimiento personal, que nos anima a hacernos cargo de nuestras vidas y generar un impacto positivo. Finalmente, animar a los demás a “sonreír” o describir una “risa” compartida es la encarnación de una positividad contagiosa. 

Estas y muchas otras palabras nos recuerdan la alegría que podemos brindarnos a nosotros mismos y a los demás mediante el simple acto de compartir la felicidad, una bella sonrisa y una palabra positiva. Nuestra elección de palabras está lejos de ser arbitraria; es una expresión consciente de nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones. Incorporar palabras positivas en nuestras conversaciones diarias puede transformar nuestras interacciones, relaciones y bienestar general. Estas palabras son los pilares de un mundo más optimista, edificante e inspirador, y nos recuerdan que debemos encontrar belleza, alegría y significado en los momentos que dan forma a nuestras vidas. Entonces, elijamos sabiamente nuestras palabras y usemos el lenguaje de la positividad para crear un mundo más vibrante y armonioso.

60 años del discurso ‘I have a Dream’:

De cómo un miembro del equipo cambió la historia del mejor discurso del siglo XX

Luis Vicente García Giliberti/@LVGarciaG

Desde hace algunos años me he enfocado en conocer cómo se lleva a cabo un gran trabajo en equipo. Por supuesto hay muchos ejemplos prácticos de ello en donde queda reflejado que todos los integrantes del equipo son importantes pero que en ocasiones un solo integrante puede hacer una gran diferencia.

Una de las más grandes alocuciones del siglo XX casi nunca sucedió. El ya famoso discurso de Martin Luther King dado el 28 de agosto de 1963 frente al Monumento de Lincoln en la ciudad de Washington, DC, tenía como título “Normalcy Never Again”. Un discurso titulado “La normalidad nunca más” tenía un excelente mensaje; pero historiadores han señalado que hasta ese momento el Sr. King no había podido anticipar la capacidad transformadora de sus palabras.

Hoy este discurso es conocido por todos como “I Have a Dream” (“Yo Tengo un Sueño”). Luego de los primeros 13 minutos en los que King leyó su discurso y tras una larga pausa, se pudo haber escuchado a la cantante de Gospel Mahalia Jackson pedirle que les contara sobre el sueño, ese sueño del que MLK había venido hablando por varios años antes de la Marcha a Washington: “tell them about the dream, Martin! Tell them about the dream!”. El tono, la fuerza y la inflexión del discurso de MLK cambiaron en ese momento de una forma muy importante y de una presentación política cuidadosamente pensada comenzó a dar una de las mayores expresiones de aspiración y esperanza que se han pronunciado en la historia, hablando desde su corazón. Los últimos cuatro minutos del discurso marcarían a esa fecha como un punto de inflexión en la historia de los Estados Unidos. 

Casi un cuarto de millón de personas hace 55 años se reunió frente al Lincoln Memorial para escuchar a Martin Luther King, quien les habló de sus sueños, sus ideales y de cómo veía a la sociedad. En una de las frases más importantes del discurso dijo que se deben transformar “las discordias de nuestra nación en una bella sinfonía de hermandad”. King pudo, en el transcurso de los últimos cuatro minutos de su discurso, tener una retórica que ha sido catalogada como “conmovedora, personal y persuasiva”. Y si bien la noche anterior al discurso, se dice que los asesores le recomendaron a King no decir nada de su sueño, la súplica de Mahalia Jackson, un miembro de su equipo, hizo de ese momento una gran diferencia y le permitió cambiar el rumbo de la historia.

Hoy al celebrarse los 60 años de este famoso discurso, recordamos una de las más famosas frases dichas por Martin Luther King y que sigue teniendo validez hoy día: “Tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán algún día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter

Liberando el poder de las palabras positivas: transforma tu mundo con el lenguaje.

Luis Vicente García Giliberti/ @LVGarciaG

En el tejido de la comunicación humana, las palabras son los hilos que tejen nuestras historias, emociones y experiencias. Las palabras que elegimos usar pueden tener un impacto profundo en nuestras interacciones, relaciones e incluso nuestro propio bienestar. Entre la amplia gama de palabras de nuestra caja de herramientas lingüísticas, las palabras positivas brillan como faros de luz, irradiando calidez e inspiración en nuestras conversaciones.

En el corazón del lenguaje positivo se encuentra la palabra “amor”. La mera pronunciación de esta palabra puede transmitir un profundo afecto y cuidado, fomentando conexiones y vínculos entre personas. De manera similar, “felicidad” es una palabra que resume la euforia y la alegría que experimentamos en los mejores momentos de la vida. Compartir estas emociones a través de la conversación puede elevar el ánimo y recordarnos los placeres simples de la vida. “Bella” y “alegría”, por su parte, son palabras que nos ayudan a reconocer y apreciar los elementos estéticos y emocionales de la vida. Ya sea una impresionante puesta de sol, un momento conmovedor o el simple acto de compartir una sonrisa, estas palabras nos recuerdan que debemos encontrar y celebrar la belleza y la alegría en nuestras experiencias cotidianas.

En las conversaciones cotidianas utilizamos palabras como “bueno”, “excelente” y “maravilloso” para reforzar confianza tanto en nosotros como en los demás. Las usamos para expresar aprobación, entusiasmo y aprecio, como por ejemplo una “buena” taza de café, una “gran” película o un día “maravilloso” con nuestros seres queridos: estas palabras elevan lo ordinario a extraordinario y nos recuerdan que debemos encontrar el deleite en lo cotidiano. Cuando nos encontramos con algo realmente que nos emociona o asombra, recurrimos a las palabras “impresionante” y “sorprendente”. Estas palabras son como fuegos artificiales en nuestras conversaciones, llenas de entusiasmo y admiración, y nos recuerdan que debemos celebrar lo extraordinario y deleitarnos con las maravillas de la vida.

Una excelente palabra que usamos muy poco es la palabra “éxito”, que significa logros y realizaciones tanto personales como profesionales. Nos permite celebrar nuestras victorias y las de los demás. “Esperanza” es el faro que nos guía a través de tiempos difíciles, asomándonos los días más brillantes que están por venir. “Valor” es una palabra que reconoce la valentía y la determinación, motivándonos a afrontar los obstáculos de la vida con resiliencia. “Amable” es una palabra sencilla pero profunda que conlleva el peso de la compasión y la empatía. Describir a alguien como amable es un cumplido conmovedor. Sirve como recordatorio de que nuestras acciones y palabras pueden hacer del mundo un lugar mejor a través de pequeños actos de bondad y comprensión.

Una de las palabras más poderosas y utilizadas por la mayoría de la gente es “gracias”. Es un humilde reconocimiento de gratitud, que expresa aprecio por los actos de bondad, apoyo o generosidad que recibimos. La palabra “gracias” puede crear ondas de buena voluntad y fortalecer los lazos de amistad y amor. Palabras inspiradoras como “inspiración” nos recuerdan historias, figuras e ideas notables que pueden encender nuestra pasión e impulso y “Empoderamiento” es el lenguaje del crecimiento personal, que nos anima a hacernos cargo de nuestras vidas y generar un impacto positivo. Finalmente, animar a los demás a “sonreír” o describir una “risa” compartida es la encarnación de una positividad contagiosa. 

Estas y muchas otras palabras nos recuerdan la alegría que podemos brindarnos a nosotros mismos y a los demás mediante el simple acto de compartir la felicidad, una bella sonrisa y una palabra positiva. Nuestra elección de palabras está lejos de ser arbitraria; es una expresión consciente de nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones. Incorporar palabras positivas en nuestras conversaciones diarias puede transformar nuestras interacciones, relaciones y bienestar general. Estas palabras son los pilares de un mundo más optimista, edificante e inspirador, y nos recuerdan que debemos encontrar belleza, alegría y significado en los momentos que dan forma a nuestras vidas. Entonces, elijamos sabiamente nuestras palabras y usemos el lenguaje de la positividad para crear un mundo más vibrante y armonioso.

Implementa el concepto de “florecimiento” en tu vida.

Luis Vicente García Giliberti/ @LVGarciaG

“Florecimiento” es un término derivado de la palabra “florecer”, que generalmente significa prosperar o crecer vigorosamente. Sin embargo, “florecimiento” en sí no es un término estándar o ampliamente reconocido pero que se ha venido utilizando mucho en el ámbito de la psicología positiva. Implementar el concepto de “florecimiento” en tu vida implica un enfoque holístico del crecimiento y el bienestar personal. Entonces, comencemos por aquí, algo que les va a parecer complejo pero que si lo pensamos, es algo bastante fácil en realidad; solo debemos cambiar algunos de nuestros hábitos personales. 

Empieza por adquirir conciencia de ti mismo. Eso incluye lo siguiente: 

  • Comprende tus fortalezas y valores y define tus objetivos. 
  • Establece objetivos claros en diversas áreas, como tu carrera, las relaciones y la salud, y fomenta una mentalidad de aprendizaje continuo. 
  • Prioriza tu salud física a través de una dieta equilibrada, ejercicio y sueño adecuado, al mismo tiempo que nutres tu bienestar mental y emocional a través de la atención plena y el manejo del estrés. 
  • Cultiva relaciones positivas, administra tu tiempo de manera efectiva y busca pasatiempos que te brinden alegría. Contribuye a tu comunidad y mantente adaptable frente al cambio, reflexionando sobre tu progreso y ajustando tu enfoque según sea necesario. 
  • Finalmente, abraza la gratitud y ten siempre una perspectiva orientada al crecimiento para fomentar su viaje floreciente en general.

Florecimiento, del inglés Flourishment, parece ser un término derivado de la palabra “florecer”, que generalmente significa prosperar, prosperar o crecer vigorosamente. Probablemente podamos estar de acuerdo en que se puede decir que una planta que está sana y floreciente “florece” y que un negocio que está en auge y genera ganancias récord está “floreciendo”. Pero ¿qué significa para un ser humano florecer? Algunos podrían pensar que el éxito financiero es algo “floreciente”. Otros podrían pensar en el autodesarrollo y el crecimiento. Se podría creer que una persona prospera cuando está feliz y contenta, o cuando aprende cosas nuevas y aplica sus habilidades a nuevos desafíos. Resulta que todas estas definiciones son correctas. O al menos, en parte.

El florecimiento es una construcción multidimensional, lo que significa que se compone de varias partes importantes, y el máximo florecimiento sólo puede ocurrir cuando una persona experimenta un nivel saludable de cada dimensión o componente. Florecer también puede significar crecer exuberantemente, prosperar, alcanzar el éxito y/o prosperar. Profundicemos en seis aspectos de la implementación del concepto de “florecimiento” en tu vida:

  1. Aprendizaje continuo: aborda la vida con una mentalidad de crecimiento. Acepta los desafíos como oportunidades de aprendizaje y desarrollo personal. Lee, toma cursos y busca nuevas experiencias que amplíen tus conocimientos y habilidades.
  • Salud Física: Prioriza tu bienestar manteniendo un estilo de vida saludable. Consume una dieta equilibrada y rica en nutrientes, realiza una actividad física regular que disfrutes, prioriza un sueño reparador y controla el estrés mediante técnicas como el ejercicio, la meditación o la respiración profunda.
  • Salud mental y emocional: dedica tiempo a nutrir tu bienestar mental y emocional. Practica la atención plena para mantenerte presente y gestionar los pensamientos negativos. Considera buscar apoyo profesional cuando sea necesario para abordar desafíos emocionales.
  • Relaciones positivas: rodéate de personas que te animen e inspiren. Fomenta relaciones saludables a través de la comunicación efectiva, la empatía y el respeto mutuo. Las conexiones positivas contribuyen significativamente a tu felicidad general.
  • Adaptabilidad: La vida está llena de cambios e incertidumbres. Cultiva la adaptabilidad y la resiliencia para afrontar los desafíos con una actitud positiva. Aceptar el cambio como una oportunidad de crecimiento puede contribuir a una sensación general de prosperidad.
  • Gratitud: desarrolla el hábito de la gratitud reconociendo y apreciando los aspectos positivos de tu vida. Concéntrate en lo que tienes en lugar de en lo que te falta, lo que puede generar mayor satisfacción y bienestar.

Recuerda que lograr el “florecimiento” es un camino continuo que requiere paciencia y dedicación. Tu camino hacia la prosperidad es único y es esencial adaptar estos principios a tus circunstancias y preferencias individuales. A medida que integres estas prácticas en tu vida, probablemente experimentarás una mayor sensación de realización, propósito y bienestar general.

Shrek tiene capas, nosotros también 

Luis Vicente García/ @LVGarciaG

El cuento relata que Shrek es un ogro solitario que vive en un pantano. Cuando muchas criaturas de cuentos de hadas son enviadas allí, debe visitar al malvado Lord Farquaard para recuperar la propiedad de su pantano. Para lograrlo, Shrek debe ir a un antiguo castillo custodiado por un temeroso dragón que lanza fuego. Allí, deberá salvar a la princesa que está encerrada en la habitación más lejana de la torre más alta. Acompañado por un molesto burro parlante, la salva sólo para descubrir que ella no es como él pensaba que sería.

En una escena de la primera película SHREK, él y su fiel amigo BURRO, comienzan a discutir en el camino, cuando ocurre este divertido dialogo:  

SHREKPara tu información, hay mucho más a los ogros de lo que la gente piensa.

BURRO: ¿Ejemplo?

SHREK: ¿Ejemplo? Vale, los ogros son como cebollas. (Le tiende la cebolla)

BURRO: (huele la cebolla) ¿Apestan?

SHREK: ¡Sí; No!

BURRO: ¿Te hacen llorar?

SHREK: ¡No!

BURRO: Los dejas al sol, se ponen todo marrón, empieza a brotar un poco de pelos blancos.

SHREK: ¡No! ¡Capas! Las cebollas tienen capas. Ogros tener capas! Las cebollas tienen capas. Tú

¿lo entiendes? Ambos tenemos capas. (él levanta un suspiro y luego se aleja)

BURRO: Ohhh. Ambos tenéis capas. Oh. Ya sabes, no a todo el mundo le gustan las cebollas. ¡Pastel! ¡A todo el mundo le encantan los pasteles! Los pasteles tienen capas.

SHREK: No me importa… lo que le guste a cada uno. Los ogros no son como los pasteles.

BURRO: ¿Sabes qué más le gusta a todo el mundo? Parfaits. ¿Alguna vez has conocido a una persona a la que le dices: “Oye, vamos por unos parfaits”, y ella te dice: “Diablos, no, no me gustan los parfaits”? Los parfaits son deliciosos.

Esta frase “los ogros son como cebollas” en la primera película de la tetralogía de Shrek posiblemente encarna uno de los temas más importantes de las cuatro películas juntas: las personas (y los ogros) son mucho más de lo que parecen en la superficie. Independientemente de si eres como Shrek y te comparas con una cebolla o prefieres, como Burro, hacer comparaciones más sabrosas con parfaits y pasteles, hay una cosa que todos tenemos en común: todos tenemos capas, una debajo de la otra. Las capas son esas hojas o espesor de algún tipo de material, típicamente uno de varios, que cubre una superficie o cuerpo. En nuestros casos, estas capas pueden ser de personalidad, por emociones, mentalidades, creencias y hábitos. Y si los Ogros tienen capas, pues nosotros también. 

Cuando digo ‘todos tenemos capas’, me refiero a que no nos abrimos con todas las personas, no le contamos nuestras emociones a todo el mundo, mantenemos nuestra propia distancia, tenemos una cierta confidencialidad de nuestras cosas personales o mantenemos algo cerrada nuestra forma de ser. Pero a lo largo de nuestras vidas, vamos conociendo personas con las que sí decidimos compartir o vamos atravesando una serie de cambios, desde los físicos y emocionales hasta los psicológicos y personales. Y lo curioso de tener seres queridos o de pasar por grandes cambios en la vida, es que nos convertimos en personas distintas, ya que vamos abriendo o destapando poco a poco esa cebolla hasta llegar al centro de la misma. 

Cuando con el pasar del tiempo retiramos esas capas, vamos creciendo, desarrollando esa propia personalidad, definimos quienes somos y lo que queremos hacer. Esa crecimiento o maduración que obtenemos es como ir pelando la cebolla, capa por capa; y si llegamos al centro de la cebolla, puede que te sientas un poco inestable, pero ya tendrás mayor seguridad, confianza en ti mismo y quizá no tendrás que preocuparte por el próximo paso en tu carrera, un gran ascenso o llegar a ciertos niveles deseados. Tu perspectiva cambia, llegas a tener una nueva visión y ya no eres la misma persona. En mi caso, estoy extremadamente agradecido por estos cambios a lo largo de mi vida.

Hay muchas capas que es necesario cambiar, modificar o hasta eliminar, como por ejemplo, viejas heridas, amargura y falta de perdón; viejos hábitos y reacciones; miedo e Inseguridades y hasta nuestra Mentalidad o Mindset. Cambiar es como lo que le ocurre a un ogro. ¿Apestoso? Tal vez. ¿Te hace llorar? A veces. Mejoramos, también. Y todos los cambios ciertamente tienen capas: es fácil (bueno, no tan “fácil”) y simplemente hay que concentrarse en el proceso y olvidarse de todo lo demás.

La amistad de Shrek con Burro en sí misma es un testimonio de las complejidades humanas. Al principio, lo único que él quiere hacer es deshacerse de Burro y evitar que lo siga. Sin embargo, Burro pudo convencerlo de permanecer juntos. Shrek nunca quiso su compañía y sigue intentando ignorarlo, pero ayuda a Burro a superar su miedo a cruzar el puente hacia el castillo, incluso cuando podría haber sido una oportunidad perfecta para dejarlo atrás. Además, salva a Burro repetidamente en el castillo del Dragon, y cerca del final de la primera película, la forma en que finalmente se disculpa con Burro da una idea inmensa de cómo Burro se ha acercado a él y hasta qué punto Shrek lo considera un amigo. Eso lo observamos mejor en la segunda película: Shrek tranquiliza a Burro cuando vuelve de ser un semental a un burro simplemente diciendo: “Oye, todavía me pareces un corcel noble”.

Un ogro y un burro; ciertamente es una pareja extraña. Pero también es una amistad bastante única y entrañable. Y todo comienza con las capas de una cebolla que al irlas quitando una a una, descubrimos el verdadero ser que todos tenemos por dentro.