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cultura teatro

El feng shui del tenedor: Nostalgia por el pasado y búsqueda de sentido por el futuro

Gabriela Márquez

El pasado 20 de julio de 2023 pudimos disfrutar la lectura dramatizada El feng shui del tenedor, una obra escrita por Roma Rappa, producida por Ana Sofía Afanador, y protagonizada por el reconocido primer actor venezolano Antonio Delli. Esta lectura se llevó a cabo en la sala de Cinética Cultural, un nuevo espacio para el este de la ciudad de Caracas.

Desde el inicio de la presentación, podemos ver una serie de imágenes que hacen alusión a lo que el personaje Ander Cruz va sintiendo y contando en esos momentos.

Es un monólogo en el cual el personaje se debate entre la pérdida repentina de su madre y sus problemas personales para lidiar consigo mismo. Antonio Delli se encarga de una manera magistral y sumamente conmovedora, de relatar los dolores que le causa el fallecimiento de su madre al personaje que interpreta, logrando que el público pueda comprender muchas de las inquietudes que este atraviesa y padece.

El formato de la lectura dramatizada, en lo personal, considero que es un formato que permite acercarse a la obra y a los personajes de una manera diferente y mucho más auténtica y genuina. El actor y el espectador crean una conexión única en donde ambos se encuentran sintonizados con lo que se lee en las páginas y con la interpretación del actor de aquello que se lee.

Esta es una historia que resalta la nostalgia por aquello que ya no está en el mundo terrenal, pero que aun así persiste en los pensamientos y en el día a día de las personas. Es una historia que cuestiona el sentido de la muerte y lo que esta puede significar.La pérdida de un ser querido siempre significa un dolor irremediable, un proceso que se debe comprender, aceptar y superar.

Sin embargo, para todo este proceso es relativo y no se tiene un tiempo exacto para lograrlo, tal como le sucede al personaje de esta obra, en donde se cuestiona cómo se puede explicar la existencia de la muerte y a partir de ello, comprender el sentido de la vida y la enfermedad que le toca entender que la tiene.

En lo personal, esta historia me conmovió y me invitó a reflexionar precisamente sobre ciertos aspectos que a veces evitamos o damos por hecho, cuando en ocasiones es necesario retomarlos.La puesta en escena, a pesar de que fue una lectura dramatizada en donde no había más que un atril con el libreto, las imágenes que se van proyectando a lo largo de la presentación contribuyen a transportar al espectador a ese mundo que el personaje se refiere con sus diálogos.

Las imágenes de aquella puerta, de aquella playa, de aquel lugar, de aquel cielo; hacen sentir que estamos ahí, viviendo y sintiendo lo mismo con el personaje, y eso también hizo que la lectura dramatizada moviera las fibras de las emociones y sentimientos.

Una historia que, a mí parecer, invita a la reflexión, a comprender al otro cuando esté viviendo un momento difícil, a tener mayor empatía y solidaridad con los demás, a ser más comprensivos y a tener la valentía de encontrarnos a nosotros mismos, a pesar de lo complicado que esto pueda ser.