Memorias del agua: los sueños, las visiones nocturnas y la poesía
Memorias del agua, el primer libro de poesía de Jacinto Fombona Iribarren, publicado por la editorial Eclepsidra, será presentado bajo la modalidad online el próximo martes 17 de agosto, a las tres y treinta (3:30) de la tarde, en horario de Caracas, Nueva York, Miami.
Durante el encuentro, Georgina Dopico –profesora y vicerrectora de asuntos académicos de la Universidad de Nueva York– acompañará al poeta con sus comentarios e impresiones críticas.
Memorias del agua –de Jacinto Fombona Iribarren– es un poemario que desde una visión sensible y culta recordará a sus lectores las múltiples complejidades del agua. Desde lo simbólico el agua remite a la profundidad de las emociones y su constante movilidad. Pero también a un viaje a las concavidades de la propia psique, donde están resguardados muchos secretos. Es una pista que lanza Fombona Iribarren desde el mismo título de su libro. De hecho, uno de los primeros poemas que abre estas memorias, titulado «Senderos», dice:
¿De qué me sirve la palabra.
si tu memoria se me hace vagos delirios,
una noche quieta, casi dulce
de resplandores tenues, pero noche al fin?
el rastro desaparece y con él lo que te quise…
Bajo este tono –que alterna el verso y la prosa– será posible conocer la hondura de una memoria poética y sus particulares sendas. El criterio anterior bien puede acompañar la lectura que hace en la contratapa de Memorias del agua Luis Gerardo Mármol Bosch. El poeta y director asociado de Eclepsidra lleva la comprensión de esta primera publicación de Fombona Iribarren al terreno onírico, allí donde los poetas –y los creadores, en general– comienzan a presentir la tesitura de sus propias imágenes. En este sentido, Mármol Bosch apunta:
En Memorias del agua es el agua negra de la noche, la que ha perdido sus colores o los custodia, ocultos con el mayor de los celos, y aun así es visible lo que esta poesía nos allega. Es el agua de las visiones nocturnas, los sueños, ya inquietantes, ya pacificadores por premonición o melancolía, verdaderos (y por tanto proféticos) o engañosos, la que aquí nos revela su memoria.
Dos son las puertas del sueño, ya lo sabemos. Aquí Jacinto Fombona Iribarren nos las muestra. Y deja que la fluorescencia dulce, nunca estridente, de varios de los textos, nos sirva de clave para reconocer los sueños verdaderos, los de la puerta fiel, la de cuerno, la de apariencia menos halagüeña.
Y entonces, con el súbito relámpago de una garza demorada en las aguas anochecidas, cruz blanca, cada color del alma se recuerda o va revelándose, con el verde olvidado del otoño como fondo ineludible.